Gracias Ketama, os debo una Debo reconocer que la otra noche, mientras me dirigía no sé muy bien adónde con la bicicleta estática del gimnasio de mi casa, escuchando esta fantástica canción de Ketama —pido perdón a todos aquellos a los que no les gusta el Flamenco tanto como a mí— encontré una gota de inspiración para justificar una