Es evidente que están de moda los términos «transformación» y «economía digital» y que casi todo el universo conocido está integrando estos elementos en su lenguaje estratégico. Lejos de ser un intento de aprovechar el momento para frivolizar y convertir estos importantes retos en palabras huecas, es evidente que la necesidad de adaptarse al nuevo paradigma de la economía digital y abordar una auténtica transformación, son conceptos con los que tendremos que convivir en los próximos años.
¿Estamos verdaderamente comprometidos con el cambio? ¿Somos conscientes de las implicaciones que tiene? ¿Seremos capaces de liderar una transformación que nos conduzca a derribar las barreras que impiden la innovación y la mejora de nuestra cultura empresarial? ¿Qué podemos hacer y cómo podemos influir para aprovechar al máximo las oportunidades que se nos presentan?
Veamos algunas premisas.
1) Cambio cultural y nuevas estructuras
En la economía digital, y para liderar una eficaz transformación, las estructuras organizativas deben ser capaces de adaptarse a cualquier circunstancia casi de forma líquida: en este contexto no se puede competir con el modelo de ejército con su cuerpo de oficiales y suboficiales separados de la tropa. Urge flexibilizar las estructuras para aumentar la diversidad competencial. El talento será controlado por la cultura, no por la estructura.
2) Creatividad y ecosistemas creativos
Atraer, estimular y retener el talento de los equipos es la única estrategia eficaz en este escenario que, además, produce excelentes resultados cuando la cultura y los contextos favorecen que la creatividad sea la fuente de la que manan las nuevas ideas. Pero la transformación de los conceptos empresariales no emergen en un vacío cultural: un contexto de personas en relación, conectadas, en ecosistemas creativos y colaborativos son la mejor estrategia para crear las ventajas competitivas del futuro.
3) Liderazgo y compromiso con la innovación
Las organizaciones deben comprender bien que la innovación no se puede condicionar solamente a los ciclos de bonanza económica ni es inteligente encerrarla en cajones estancos, sino que el fluir estratégico de la actividad empresarial tiene que ser necesariamente innovador. En innovación hay que acostumbrarse a trabajar con incertidumbre, para lo que es necesario identificar líderes que inoculen una dinámica innovadora a base de microestrategias, capaces de aprovechar cualquier gota de inteligencia y conocimiento para transformarlas en valor para los clientes.
4) Conocimiento del cliente y Diseño de experiencias
En la economía digital no es posible diferenciarse sin transformar el enfoque del desarrollo de productos, servicios y procesos: se compite contra el talento de nuestros principales competidores, no copiando o mejorando sus características o precios. El conocimiento del cliente y el talento de los equipos hacen posible que el diseño de experiencias de negocio levanten barreras infranqueables que impidan a nuestros clientes encontrar un mundo mejor. Es la única vía para cambiar en poco tiempo los paradigmas que impiden una eficaz transformación.
5) Pasión por las personas, pasión por los clientes
La única manera de hacer un trabajo genial es amar lo que haces y para quién lo haces: pero no se ama lo que no se conoce. Como decía Frances Hesselbein hace unos años, «puedes encontrarte a un CEO que diga que su plantilla es su activo más valioso, pero que luego son tratados como números, como agentes de coste, nada más. Pero la gente se da cuenta si la respetan, y si no se sienten bien considerados su moral decae y con ella la productividad de la organización». Si no amamos a nuestros equipos: ¿cómo vamos a amar a nuestros clientes? Si nuestros equipos no son felices, si no aman lo que hacen, nunca serán devotos de nuestros clientes.
¿Qué podemos hacer? Nunca ha sido fácil adoptar nuevos enfoques, de forma particular, en las empresas extremadamente pesadas, resistentes a los cambios y a la innovación: lejos de ser una justificación para que no hagamos nada es el mayor estímulo para liderar el proceso de transformación. Ciertamente el cambio se impulsa desde arriba, pero se realiza con la fuerza de los activistas: la riqueza que reside en la base de la pirámide. La resistencia del lado oscuro de la fuerza se puede anestesiar con ilusión, trabajo duro, persistencia y, sobre todo, a base de resultados.
No podemos sentarnos a esperar a que el cambio suceda y nos juguemos el futuro en una lotería imaginable: comienza tú mismo a liderar el cambio y la transformación. Debemos convertirnos en los primeros activistas y aprender a liderar una revolución.
Podrás encontrar muchas ideas en Mi visión de lo posible: el triángulo de la transformación.
¿Estás dispuesto? ¡Vamos! ¡Corre la voz!